miércoles, 22 de abril de 2009

Testimonio de Faure Chomón

Cuando recibimos noticias de la Sierra (Sierra Maestra)*, tomamos conciencia de que debemos actuar de inmediato y en gran escala. Pero en ese momento estamos revisando todos los hombres que deben participar en nuestra operación originaria de guerra total. Sobre todo, estamos investigando las nuevas incorporaciones pendientes de aprobar. José Antonio habla: . Entonces se acordó celebrar una reunión de jefes para citar a algunos recién incorporados, y plantearles los siguientes principios de nuestra organización: 1. Todo jefe debe ir al frente de sus hombres en cada operación que se le encomiende; 2. No aceptamos en la Organización a nadie que mantenga compromisos con Carlos Prío; 3.Queda prohibido todo contacto con conspiraciones militares; 4. No aceptar en la Organización a quien no venga avalado por una innegable práctica revolucionaria. Y se les hace saber que quien viole estas normas será separado inmediatamente en su participación de la operación y enjuiciado política y militarmente…. Nuestro afán de asimilar todas las fuerzas dispuestas a luchar contra la tiranía había permitido la aproximación inicial de esos elementos al DR. Sí bien la masa de combatientes de lo que sería la operación de apoyo estaba compuesta por gente sencilla del pueblo que no fallaría, en la medida que avanzaba nuestro sistema de comprobación detectábamos que el prestigio, firmeza, o simplemente la aptitud de los que aún quedaban para su jefatura, era sumamente deficientes, lo que ponía en peligro la ejecución de la operación de apoyo. Nos reunimos. Acordamos sustituir esa jefatura del grupo de apoyo. Designar a Wangüemert, quien seleccionaría sus oficiales. La dirección de la Organización trasmite sus decisiones a la Comisión Militar. Carlos Gutiérrez Menoyo está de acuerdo, pero alerta que ya en ese momento las sustituciones en la jefatura del grupo desencadenaría peligrosas indiscreciones entre los sustituidos. Propone dejar las cosas como están. Confía en que aunque sea una parte mínima del dispositivo funcionará…. .En una reunión final se concluye: Está asegurado el comando de ataque al Palacio, la operación de Radio Reloj y de la Universidad. No deben detenerse los planes para la operación. Es urgente desencadenar la insurrección armada en la Capital. Debemos correr todos los riesgos. Concluimos, además, en dejar como reserva a un numeroso grupo de magníficos compañeros de la organización. De inicio no los movilizaríamos, para evitar aglomeraciones en los alrededores de la Universidad que los pondrían en peligro y a los propios planes, ya que no contábamos con locales para acuartelarlos. Al tomarse la Universidad serían movilizados y quedarían a disposición directa de José Antonio; y si fallaba el plan insurreccional ellos podrían tomar nuestra bandera de combate para continuar la lucha. Horas antes de iniciarse la ejecución del plan me reúno con José Antonio. Le comunico la sugerencia de la Comisión Militar. Él la aprueba. Pero de inmediato toma una decisión que enseguida me comunica: Después que hable al pueblo por Radio Reloj y deje a un grupo de compañeros encargados de la Universidad, se trasladará a Palacio para ponerse al frente de la segunda operación. No tenía que buscar mi conformidad. La Comisión Militar creada para el 13 de Marzo, podía darle sugerencias, pero las órdenes las daba él. ¿Cómo discutir su decisión de ponerse al frente de la operación de apoyo en el ataque a Palacio? Me miró como interrogándome. Pero no era necesario. Él era el jefe. No recibía órdenes – aunque escuchaba cualquier sugerencia --: las daba. Nos abrazamos en silencio. No volví a verlo más. Al retirarnos de Palacio, poco después, y llegar a la Universidad, preguntamos por José Antonio. Había una gran confusión. ¿Herido? ¿Muerto? Planteé a quienes me informaron, ir a rescatarlo. Di la orden para que saliéramos a buscarlo. Se me aseguró entonces que estaba herido en una casa de los alrededores

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores